jueves, 22 de febrero de 2018

POR UNA EDUCACIÓN TRANSFORMADORA. Parte I


Por una educación transformadora. –Parte I-
                                                                                                               Por Carlos Villacorta Valles
                                                                                                                     odesi12@yahoo.es



Me preguntas ¿Cómo aplicar una educación transformadora? Interesante pregunta. Te digo, los conceptos y las ideas transformadoras o progresistas no se estudian, sugieren o se aplican porque estén de moda, sino por su certeza científica y liberadora en función de una sociedad mejor. En cuanto a la educación, primera hay que detallar cómo está nuestra educación. No hay que tener temor en llamar las cosas por su nombre; temor debemos tener a la indiferencia y al silencio.

En ese sentido, visto y viviendo, las peores penurias de la presente sociedad capitalista y su condecorada, suprema, aristócrata e intocable propiedad privada: desdicha y furia sin límites del hambre y la miseria de los excluidos -principalmente niños y ancianos- y la gigantesca riqueza de los pocos beneficiados, sangrientas invasiones militares de los monopolios económicos, humillante y transparente corrupción a ojos de todos; desgarradores actos delincuenciales cotidianos y una educación tapada que se le cae el manto exponiendo su verdad capitalista y mercachifle; y, para sentir la infinita alegría con cada hora de estudio, trabajo y lucha, como el trigo germinado con la sangre del pueblo perseguido; debemos hablar y escribir, rompiendo toda oscuridad y toda cadena; para que nuestro otoño se vuelva primavera y la razón lucidez. Y, sobre todo, la educación contribuya en la transformación de nuestra sociedad.

Escuelajaulas con aulajaulas

Así, vamos a encontrar que, la educación pública en general y sobre todo en el Perú, teóricamente es una fosforescente jugada artificial, encubierta por el perverso son de “quien estudia triunfa” o el embuste elegante y  desproporcionado de “formación integral”. Entendiendo como triunfo en este sistema, el triunfo económico: “Ocupar un buen puesto público” o “ser un gran funcionario”, “ganar mucho dinero en el comercio”, “vivir en zonas exclusivas” y “tener abundante propiedad privada”. La educación pública está lejos de producir este tipo de triunfos que está reservado para la “politiquería” y “los amigotes”; digitada por los mercaderes, comerciantes, capitalistas hoy elegantemente señores empresarios, muy liberales ellos. Para éstos no cuentan capacidades. Lo de formación integral, que bien entendida, es tener todas las oportunidades y los medios de desarrollar también todas nuestras potencialidades: Físicas, psíquicas, morales, culturales, educativas, ideológicas y políticas. Sin embargo, sólo las pueden desarrollar a plenitud los que han “triunfado económicamente”. La educación simplemente te otorga un certificado para que mendigues un trabajo que cada vez existe menos.

Que, las escuelas, hoy instituciones educativas en nuestro país; en la práctica, según cómo están estructuradas, son quietas y charlatanas, sólo representan quietud y charlatanería. Producen lo contrario de lo que predican. Su bullicio interior son gritos de libertad de niños cargados de aburrimiento. El aprendizaje y la enseñanza están enjauladas, se dan en verdaderas aulajaulas y escuelajaulas, no sólo por su forma infraestructural, sino por su rígido reglamentarismo: Legal, curricular y evaluativo. Esto no significa que, “el principal problema de la educación peruana es la baja calidad de la enseñanza” (maestro), como nos quieren hacer creer los “neutros” y defensores del sistema. El principal problema de la educación es la completa contradicción entre el currículo y la vida cotidiana. Nos aleja de la real sociedad y nos pinta un cuadro falso de la misma, para defender intereses de privilegio y al sistema. Las escuelas y las universidades son islas dentro del sistema. Nos enseñan a no ver lo que estamos viendo. Los maestros, sólo somos instrumentos del sistema, engrillados a un reglamentarismo absurdo y patético, con la mayoría de autoridades que no ven más allá de las normas. Nuestros pobres chicos están obligados a almacenar grandes masas de informaciones superfluas sin sacarlos al mundo; soportan horas de encierro que las campanadas o el timbrazo para el recreo son sonidos de libertad. El grito y la amenaza han reemplazado a las palmetas; “Al rincón quita calzón” le ha reemplazado el gritón y asustón de lamentablemente algunos maestros.

El aprendizaje significativo no significa nada para el alumno. Es significativo para el sistema que nos presenta ideales educativos fabulosos que nunca se cumplen. Los maestros, si somos responsables de nuestra indiferencia y silencio cómplices. A pocos les importa saber o aplicar que el ideal de educación auténtica y concreta está determinado por el ideal de pueblo que queremos desarrollar, el que a su vez está determinado fundamentalmente por las condiciones y características económicas, sociales y culturales concretas de ese pueblo. El ideal educativo, no sale de un escritorio de especialistas de largo historial y bolsillo palpitante, sino de nuestra realidad como pueblo y ejecutada por los maestros debidamente organizados y, con ganas de compartir experiencias y solidaridad infinita. Es un imperativo moral de los maestros, organizarse y rescatar las escuelas. Las escuelas deben ser escenarios intensos de lectura profunda de nuestra realidad en permanente actitud crítica contra el sistema, de lo contrario seguirás creyendo y, enseñaremos a seguir creyendo que el sistema es intocable, sólo “mejorable”. Los conscientes y buenos maestros, siempre buscamos desenjaularnos. Generalmente contra la corriente.

 ¿Por qué la educación pública en el Perú es quieta y charlatana?

Es lo que pretendo desentrañar a partir de una serie de artículos que saldrán los jueves de manera numerada; tal y como me lo dijeron una niñita y un niñito con un solo té desayunados asistiendo a sus clases. Lo que he visto cada mañana en la escuela y veo en las calles. Tal y como  me lo dictan las neuronas libres de mi mente. ¡Oh hermosa libertad, sin ti no somos nada! Tantas cosas calladas. Hay que gritarlo, penetrar en la oscuridad del mundo y explotar en su interior, para que la educación hable por su boca. No pretendo originalidad, sólo insistir en algunos temas para el debate que siga aclarando el problema de la educación;  sensibilice a la mayoría de los maestros, nos ligue a nuestro pueblo y actuemos activamente, decididamente y comunitariamente. Con conocimiento y firmeza, retomando algunas ideas, principios y acciones, sacando lecciones de los errores, volviendo a repasar conceptos y teorías para aplicarlos a nuestra  realidad para transformarla. Lo pedagógico es un permanente repaso de nuestra práctica. La práctica educativa colectivizada es superior a la práctica individual. En especial cuando hay traspiés. Cuando el sistema apabullante, con su monarquía educativa nos golpea sin piedad y nos limita los medios para expresarnos. Mata nuestra curiosidad, nos vuelve rutinarios y nos mantiene en silenciosa quietud. Un silencio nada edificante al charlatanismo educativo que sometemos a nuestros alumnos. ¡Ojo! Ningún silencio es inocente.
Que, hoy más que nunca necesitamos ser libres; enseñar a leer y comprender; leer y pensar para ser libres; leer y pensar para caminar correctamente; leer y pensar para comprender nuestra vida; leer para pensar, para gritar nuestro silencio, uniendo nuestras voces renovadas. Leer y pensar porque nadie leerá y pensará por nosotros.

¿Ser acaso como los apologistas, neutristas y dueños del sistema? De ninguna manera, esos son los grandes empresarios o sus ayayeros, buenos críticos, intelectuales de talla, narradores y poetas de buen gusto, educadores de verdad. Qué bonito cuando hablan de las piedras sosegadas, los árboles que dan sombra, las nubes románticas, de la calidad educativa y cómo conseguirla, de la equidad, la democracia. Cómo critican las intrigas y calumnias de los gobernantes, la corrupción y la delincuencia. Cómo llaman a luchar contra la pobreza y defender los derechos humanos y la justicia. Ellos en fin, son los pocos que controlan el poder económico ¿Cómo lo hicieron? Son íntimos con la plusvalía y fieles al sistema; han resuelto sus problemas educacionales y culturales con sus propios colegios y universidades privadas; son los que realmente controlan a cada gobierno de turno. Cada 5 años se interesan que nosotros también lo resolvamos. Claro que a veces se rayan cuando les exigen derechos y es cuando les interesa un pepino la educación del pueblo y se dedican a defender su sistema de privilegios. No les gusta que se les critique y combata, les sale lo moderno.

Son tan modernos que, a todo aquel que se atreva criticarlos les llaman “arcaicos” o “terroristas”, y es cuando les gusta hablar de la perpetuidad eterna de la armadura del capitalismo y la ideología liberal; tienen un gusto melifluo de alejarnos de la realidad; y,  hay que ver como la TV, radios, periódicos que controlan son usados para burlarse y calumniar a todo aquel que ose ponerse en contra del sistema. No nos deben asustar.

Mis queridos maestros, mis queridos escritores y gestores culturales ¿hay que seguir callando? O es hora de actuar. La decisión está en vuestras manos.


  

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