lunes, 12 de junio de 2017

ORIGEN DE LA VIOLENCIA SOCIAL Y SU EXPANSIÓN

¿QUÉ ES LA VIOLENCIA Y POR QUÉ SE EXPANDE?
                                                                                                  Por Carlos Villacorta Valles
                                                                                                 odesi12@yahoo.es

Estamos viviendo más que nunca hechos sumamente violentos. Dice la RAE: la violencia es el uso de la fuerza para conseguir un fin, especialmente para dominar a alguien o imponer algo. En efecto, los que tienen el control de la economía, usan la violencia y el miedo para dominar e imponer su poder. Eso es así desde la aparición de la propiedad privada. Esa violencia y ese miedo se han instalado en la estructura social, primero esclavista, luego feudalista y ahora capitalista. La propiedad privada por naturaleza es individualista, egoísta, mentirosa, infiel, calumniadora y violenta. Esa es la razón por la que se expande. Y esa expansión de la violencia es síntoma de la decadencia y caducidad del sistema que lo amamanta. Así sucedió al final del esclavismo, del feudalismo y ahora, del capitalismo.

Entonces, la expansión de la violencia se da por la caducidad del sistema que lo alimenta, de ninguna manera se debe a la crisis de valores en las familias, conforme nos quieren hacer creer. El capitalismo, los únicos valores que tiene es la violencia, la ganancia, el dinero, la mentira, el egoísmo, la calumnia, la competencia desleal, el individualismo, el control y la destrucción. A través de la educación y los medios de comunicación, esos valores son instalados en las familias y las mentes de las personas, que contradicen el valor del amor, la amistad, la solidaridad, el respeto, la fidelidad, la sinceridad, etc., creando un ser humano totalmente inestable, muy débil en su salud mental. El miedo a ser feliz es una virtud en el capitalismo. Nadie puede ser feliz en un lugar donde tienes que cuidarte de todos.

El miedo es un problema de salud mental que han instalado en nuestro cerebro. Lo usan cuando quieren para imponernos sus propósitos, con el miedo nos callan y someten. Ese miedo lo mantienen con la religión, sus películas de terror, sus invasiones militares, la educación, la cultura y sus leyes. Con el miedo alargan la agonía y caducidad del sistema.

Esta caducidad del sistema capitalista, engendrará más violencia, más corrupción, narcotráfico y chantaje político como mecanismos de alargar su agonía. El cinismo en toda su magnitud se expresará en palabras de desarrollo y prosperidad para todos, cuando en realidad estamos viendo y viviendo el aumento de la pobreza, de niños mendigos, enfermos que deambulan por los hospitales sin atención, empresas mineras que no pagan impuestos y contaminan nuestros ríos,  niños intoxicados con leche que no es leche, politiqueros y burócratas que usan sus cargos como agencia de corrupción. Tantas injusticias como formas de violencia del sistema.

La violencia del sistema ya no lo para nadie hasta el florecimiento de uno nuevo y su consolidación. Cada vez será más difícil caminar en este sistema capitalista caduco, el libre mercado ya no existe, si alguna vez ha existido; sus reglas criminales son cada vez más evidentes, su regla principal es que los ricos sean más ricos y los pobres sean desaparecidos. La I y II Guerra mundial, han desaparecido millones de pobres y siguen las guerras, siguen las invasiones militares, sigue la fabricación de armas mortales, la provocación de pueblos contra pueblos.

Por todos los medios de comunicación nos amamantan con cultura de violencia, entonces los capitalistas gritan a grandes voces: “que se expidan leyes donde los niños y jóvenes tengan que ir a la cárcel por sus delitos o acciones delictivas”, “que se construyan más cárceles”. Ningún cabeza de capitalista piensa, que la violencia se ha de resolver con una justa distribución de las riquezas y la desaparición del capitalismo y en su lugar construir una sociedad comunitaria. Que desaparezcan la carencia y la opulencia y se forje una sociedad equilibrada. Considerar, que tanto la carencia como la opulencia, generan problemas de salud mental, en ese sentido, los obreros, los trabajadores y todos los que garantizan la producción de la riqueza sin ser los “dueños” y tener el más bajo rango, deben recibir un salario de acuerdo al costo de vida y un plus de recreación. 

En este sistema actual, un ser humano joven y mayor de edad, obrero, para vivir sin sobresaltos, estrés y malos pensamientos, necesita ganar un promedio mínimo de 3 mil soles: costo de alquiler mensual de una habitación cómoda, aproximadamente 600 soles; 800 soles en alimentación; vestido 300 soles mensuales; medios tecnológicos de comunicación, 250 soles; recreación 150 soles; chequeo y salud mensual 300 soles y otros hacen un total de 3000 soles.   Por tanto, una familia de 4 miembros de ese rango, tendría que ganar un promedio de 12 mil soles. Eso sin contar otras necesidades vitales y necesarias. Es violencia del sistema que gane sólo 750 soles mensuales.

¡Qué cosa! -gritará el capitalista-, ¿mi obrero ganar S/.3000 mensual?, pero que te has creído. Eso disminuye mi capital en millones de soles. Si eso es así, tendré que aumentar el precio de mis productos al consumidor. El egoísmo burgués y la brutal indiferencia hacia los sufrimientos de los demás, no permite que se cumpla esta verdad. Además ellos controlan el Estado, los gobiernos de turno y el poder económico. El obrero sometido y controlado, también le parecerá excesivo que gane así, pese a que sabe que es cierto. Pero, es la pura verdad; es una de las formas de frenar la violencia.

El aumento de la violencia, la delincuencia, la corrupción, la desintegración de las familias, el consumismo, la drogadicción y el alcoholismo, pasando por la pornografía, la pedofilia y otras aberraciones sexuales, son culpas del capitalismo y su degeneración senil.

El capitalista, jamás estará a favor de los obreros y trabajadores, pese a que forman parte de su mercancía y fuerza de trabajo más valiosos. El capitalista, -está demostrado hasta la saciedad-, que utiliza la violencia como arma de control, a ellos no les interesa frenar la violencia, muy por el contrario la atizan, les conviene porque es su correa de trasmisión para sembrar el miedo y desmoralización en la sociedad más pobre y criminalizar las protestas.

El capitalista, lejos de hacer ello, desempolva la cultura medieval e impulsa la religión, propaga el morbo y la perversión, el vedetismo y homosexualismo como modelo y chisme, la violencia degradante y el misticismo, las supersticiones de todo tipo, pone de moda lo horripilante y monstruoso, la astrología y la suerte mística, con todo ello, penetra descaradamente en nuestros hogares a través de los medio masivos de comunicación principalmente la TV y el cine, promueven libros plagados de morbosidad, sadismo y masoquismo, de tal manera que cuando veamos en la vida real lo que hace y significa el capitalismo como sistema morboso, sádico, violento y genocida, nos perezcan normales.

La violencia del sistema disocia nuestra personalidad, destruyendo el autocontrol y regulación de nuestras emociones, generando permanentes crisis personales y familiares por ello nos volvemos más violentos y nos crean “enfermedades” como negocio: depresión, bulimia, anorexia, impotencia, bipolaridad, obesidad etc., y  no paran de fabricar pastillas para estos males, pastillas que nos vuelven más neuróticos.  Hay pastillas hasta para la tristeza y la alegría. Así funciona el Sistema Capitalista.

La violencia del sistema nos enseña a no ver lo que estamos viendo, sólo nos hacen ver la violencia de los de abajo, maltrato familiar, feminicidios, golpizas, violaciones, etc.; la violencia de los de arriba se las ignora o pasan por blandas y aisladas, santas y puras. judicialmente los jueces siempre salvan a los de arriba, no ir a la cárcel tiene un precio, la libertad tiene un precio; sus gobiernos no escuchan al pueblo, criminalizan sus justos reclamos, infiltran y siembran violencia en sus movilizaciones para justificar terrorismo y represión. Además la exclusión, la pobreza, el hambre, la explotación, la publicidad comercial, el bajo presupuesto a la educación y cultura, son formas de violencia del sistema. Por ejemplo, en el Perú 10 millones carecen de agua potable, en Lima, más de 2 millones carecen de este servicio (Según el Movimiento Peruano sin Agua). Según la OMS, 1620 millones de niños en el mundo, menores de 5 años sufren de anemia. En el Perú más del 14% -según MINSA- ENDES 2014-. El 2016 terminó con el 19,8%.


Frente a esta violencia del sistema surge el derecho fundamental del pueblo a la indignación y la rebelión. Tenemos la única alternativa clara y sin reservas: transformar la violencia en humanidad, para ello, investigar, interpretar y transformar este sistema capitalista de violencia en una mejor, más sana y humana. Un hecho extraordinario, que las nuevas generaciones han de concretizarla. Nosotros tenemos que crearles el cimiento. 

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