viernes, 10 de mayo de 2013

♠ LAS RAÍCES DE UN MESTIZAJE MUSICAL


Experiencias musicales. Testimonio.
Las raíces de un mestizaje musical

Raúl y Juan Luis Pereyra de El Polen, con las guitarras que les dio Carlos Santana para el concierto frustrado más recordado de la historia del Perú.

Antes de hablar de la fusión del rock con la Música autóctona peruana es necesario recordar que toda Música es un proceso de fusión permanente.

¿Qué mejor ejemplo que el mismo rock, género donde convergen el blues, el country, el rythm and blues, el hillbilly? ¿Y no es fusión también la Música andina, con sus instrumentos de cuerda y vientos traídos por los españoles? Teniendo en cuenta esto podemos continuar con este rápido repaso.

PRIMERA PARTE. El encuentro entre el rock y la música peruana"

Un primer antecedente de rock mestizo lo podemos encontrar en el primer álbum del rock peruano. Se trata de Los Incas Modernos del Callao y su “Carnavalito”, versión en surf rock del tradicional tema andino “El humahuaqueño” (que algunos aseguran que es típico de Jujuy, Argentina) aparecida en el álbum homónimo de 1963.

Para Arturo Vigil, incansable investigador de los primeros años del rock nacional, la tradición del rock mestizo comienza con grupos de provincia como Los Datsuns de Huancayo, Los Siderals de Ayacucho y Los Espectros de Cusco.

Los Siderals editaron en 1967 un longplay homónimo a través de Iempsa caracterizado por su eclecticismo. “Ustedes encontrarán lo que todavía no se atrevió a hacer ningún otro conjunto. Canciones peruanas típicamente vernaculares como ‘Vírgenes del Sol’, ‘Amor indio’ y otras llevadas al disco al ritmo moderno sin quitarles en lo más mínimo su expresión musical que es lo que los amerita” decía el texto interior del vinilo. Los rockeros ayacuchanos pueden ser considerados también pioneros de la cumbia andina con los instrumentales “Rimski”, “La Avispa” y “Acuarela de río”, aparecidos también en este disco. Los Siderals además son LA PRIMERA banda de rock and roll en hacer una versión de “El cóndor pasa” de Daniel Alomía Robles, antes de que Paul Simon y Art Garfunkel la grabara, ignorando su verdadera autoría.

Pero el inicio del mestizaje en el rock se da con la legendaria banda El Polen, liderada por los hermanos Raúl y Juan Luis Pereyra, todo un hito en la Música peruana moderna.

Los hermanos Pereyra, nietos del pintor Raúl María Pereyra, habían crecido en un ambiente bohemio e intelectual, ajeno a los prejuicios sociales y raciales tan comunes en su época. Todavía en el colegio, comienzan en el rock and roll con Los Shains, la banda de Pico Ego Aguirre y Gerardo Manuel, cuyo repertorio estaba hecho mayormente de versiones de bandas estadounidenses e inglesas. Luego forman Los Drags, junto a Jean Pierre Magnet.

Sin embargo, los cambios que atravesaba el mundo a fines de los años 60 los motivaron a buscar una ruta musical más autóctona.

“Dejé de tocar mucho tiempo porque me aburrió la onda de los covers. Me desencanté y pasé mucho tiempo sin guitarra eléctrica y solo agarraba la criolla. Empecé a tocar valses y rock acústico. Era un momento de cambios en los 60s, hubo una revolución que movía a todo el mundo y también sentí una necesidad de ser original. Tome conciencia de qué es la autenticidad, ser peruano y de nuestras raíces, que era bien rico y no veía el motivo por el cual nosotros no mirábamos hacia dentro. Eso también con cierta consciencia política, como que despertamos un poco”, nos cuenta Juan Luis Pereyra, desde la misma casa Miraflores donde nació El Polen con su hermano Raúl, lamentablemente fallecido el año 2010.

Rockeros cusqueños de El Trébol. De izquierda a derecha: Julio Garay (bajo y voz), Héctor Garay (primera guitarra y voz), Vladimiro Montesinos (homónimo del siniestro asesor en la batería) y Roberto Garay (segunda guitarra)

Influidos por la Música andina, el rock sicodélico, la poesía de Juan Gonzalo Rose y de Carlos Oquendo de Amat y lo que Juan Luis llama “experiencias psicomísticas”, El Polen hizo su debut en el verano de 1970 en pub miraflorino llamado Zanzíbar.
Pero el episodio definitivo en su aprendizaje de la Música andina se dio cuando viajaron, tirando dedo, al Cusco.

Ahí tocaron en plazas y calles a cambio de alimentos y aprendieron a ejecutar el arpa, la quena y el charango, instrumentos que trajeron a Lima. El sonido del grupo se complementaba con el chelo de Juan Sebastián Montesinos y el violín de Fernando Silva.

Gracias a su hermano Nilo Pereyra, la banda fue contratada por el productor Bernardo Batievski para incluir su Música como banda sonora de la película “Cholo”, inspirada en la vida del exitoso futbolista Hugo Sotil. Los músicos le pidieron al productor un espacio para ensayar tranquilamente y así se pudieron instalar en una casa en la Bajada de los Baños que terminó convirtiéndose en una comunidad, a donde iban hippies y músicos de todas partes. Por ahí también pasó Susana Baca, quien se hizo muy amiga de ellos y que incluso grabó canciones con Juan Luis Pereyra. En esas circunstancias El Polen graba su primer disco que incluye versiones del himno cusqueño “Valicha” y “Cholito pantalón blanco”, y temas propios como “La Flor”, épica pieza de 11 minutos, con un canto en quechua. Al año siguiente graban “Fuera de la ciudad”, otra obra maestra de la Música contemporánea local.

El Polen fue LA PRIMERA banda contracultural del Perú.

Su modo de vida estaba opuesto al sistema e identificado con el hippiesmo. En La Cantuta se refugiaron en una casa junto con otras personas con similares inquietudes, una suerte de comunidad hippie en las afueras de la ciudad.

“Nos dimos cuenta que la mejor manera para hacer una obra en grupo era conviviendo. Conviviendo podríamos llegar a tener una compenetración musical mucho más potente”, cuenta Juan Luis.
El Polen protagonizó en los años 70 una de las historias más fascinantes en la historia del rock peruano.

Basta decir que estaban programados para abrir el frustrado concierto de Santana en 1971. El propio Carlos Santana les regaló dos guitarras para ese concierto, de las cuales Juan Luis conserva una. Luego iniciarían un libérrimo recorrido por el mundo. Uno de los hippies que cayó por la casa de La Cantuta ahí se llevó el disco “Cholo” a Chile y se lo mostró a Los Jaivas, quienes por esos años ya fusionaban el rock con la Música andina. El grupo recibe la invitación para viajar y se presentan junto a sus pares Chilenos en la Quinta Vergara.

Eran los años de la Unidad Popular y la actividad cultural era sumamente intensa. A su regreso, Susana Baca los convoca para una delegación de artistas peruanos invitados por el gobierno alemán para un festival. Tras su presentación en Alemania, el grupo sigue su rumbo y recorre Europa durante seis meses, sin más pertenencias que sus instrumentos y su Música. En el recorrido, llegan a ver en vivo a los Rolling Stones, Donovan y Procol Harum, tocan en un barco en el Danubio y caen en el atelier del pintor cusqueño Alberto Quintanilla en París.

El proceso de El Polen fue la búsqueda musical y espiritual de un grupo de jóvenes músicos limeños criados en el rock and roll, identificados con el hippiesmo y que miraron hacia las raíces musicales de su país.

En ese sentido su viaje a Cusco fue trascendental para aprender más de la Música andina y de sus instrumentos. Al mismo tiempo, en la misma Ciudad Imperial, Héctor Garay del grupo El Trébol iniciaría un proceso inverso, por llamarlo así. De una ciudad con dificultades para hacer rock and roll, este joven músico viajó a Argentina para conocer la gran escena que vivía ese país. Viajó guitarra en mano y tirando dedo, tal como lo hicieran los Pereyra. Se podría decir que mientras que El Polen estaba formado por rockeros que aprendieron a tocar Música andina, el caso de El Trébol es de músicos andinos que aprendieron a tocar rock.

Años antes, en 1966, Héctor y sus hermanos, todavía en el colegio formaron el grupo Los Espectros, pioneros del rock cusqueño. La banda se hizo muy popular en las llamadas “fogatas bailables”, fiestas organizadas por los colegios de Cusco para recaudar fondos para su viaje de promoción. El verano del 67 pasaron sus vacaciones escolares en Lima para grabar su primer disco, bajo el sello Iempsa que además de temas de enérgico rock and roll, incluía versiones de las famosas melodías “Ollantay” del cusqueño Leandro Alviña Miranda y “Cuando el indio llora” de Carlos A. Saco.

“Lo primero que tu aprendes en el Cusco si agarras una mandolina, un charango o una guitarra es a tocar ‘Vírgenes del Sol’, explica Héctor, demostrando que los mejores ejemplos de fusión se dan de manera espontánea. Pero volvamos a 1972. Héctor regresa de Argentina con un gran lote de discos de Pescado Rabioso, Litto Nebia y Arco Iris y les propone a sus hermanos seguir ese camino. Así comienza una nueva aventura denominada El Trébol, primer grupo rockero que grabó canciones en quechua.
Estas son su sicodélica versión de “El Cóndor Pasa” y la composición propia “El viento pregunta por ti”, ambas incluidas en su primer disco titulado “Buscándote”, editado por El Virrey, a iniciativa de Gerardo Manuel

“El motivo principal era que, para nosotros que no dominábamos el inglés, era más fácil cantar en nuestro idioma quechua. Yo domino el quechua porque he vivido allá y lo he estudiado. El inglés he tratado de masticarlo pero siempre se me hizo difícil”, recuerda.

“Al año siguiente lanzarían el disco “Mujer viajera”, siguiendo el mismo estilo que bebió el líder del grupo en su iniciático viaje a Argentina. Su sonido mezclaba la balada con el rock sicodélico y usaba efectos como el fuzztone y el wah wah.

Cuarenta años después estas joyas del rock cusqueño esperan ser reeditadas en formatos más modernos para las nuevas generaciones.

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